domingo, enero 22, 2006

inSensibles

Definitivamente somos insensibles, mejor dicho, no estamos volviendo así. Ahora somos fríos como el témpano y no nos conmueve escuchar “Ne me quitte pas”, de Jacques Brel ni ver “El club de los poetas muertos”, de Peter Weir. Y lo digo enteramente por mi mismo, ya que intentando conmoverme he buscado por la red algo que pudiera arrancarme tan solo una sola lágrima. Mi búsqueda ha sido en vano, aunque la película del ¡Oh capitán, mi capitán! es preciosa, no ha conseguido emocionarme. Pero lo más fuerte (si me permiten dicha expresión y si no ya la he escrito por lo tanto ustedes se joden), es que me bajé “El hombre elefante”, del gran David Lynch (“Mullholland Drive”, estupenda) y me hizo reír. A mí que llore cuando se murió la abuela de Pedro en la película de “Heidi”, y que lloro cada vez que veo “Nunca me han besado”, voy y me río de un pobre hombre maltratado por la sociedad debido a su fealdad extrema y que muere al final porque quiere dormir como los demás pese a que su desproporcionada cabeza se lo impide. Y yo me parto de este hombre que tiene dos nuevos en la frente, más bien de avestruz que de gallina, y la columna como la antigua carretera de Córdoba. Pero ahí no acaba, al final descubro que es una historia real. Aún así no sentí tristeza, si acaso vergüenza por mí y lástima por él.
En fin, no se si meter a todas las personas en ese saco de hielo es un poco injusto, ya que a algunas personas no les hace falta mucho para empezar a llorar. Pero ¿lloran de tristeza?, o porque son de lágrima fácil. El hecho es que cada vez estamos más acostumbrados a ver tanta miseria, tanta violencia, tantas injusticias en los telediarios, y con el plus de que sean contada con tanta frivolidad, como si los presentadores no tuvieran sentimientos. El caso es que “El club de los poetas muertos”, no me hizo llorar, pero si me hizo llorar “Descubriendo Nunca Jamás” de Marc Forster, pero no por la tristeza de la historia sino porque me di cuenta de que ya había dejado de creer que podía volar, que podía ser quien yo quisiera y surcar el océano dentro de mi habitación, subido en una barca que era mi cama y remando con un remo que era la fregona que tanto estaba buscando en ese momento mi madre. Aunque esto me hace reflexionar, ya que lloré por mí y no por los demás, ¿quiere decir que lo que somos es egoístas y no fríos? Pero no es así, ya que lloraba cuando veía en la tele lo sucedido en el 11-M. Nos hablaban como esparcido por un vagón estaba lo que quedaba del útero de una mujer embarazada, de cómo le daban a una madre el brazo de lo que podía ser su hijo para ver si lo podía reconocer…
Entonces ¿Por qué coño (con perdón) lloramos?, que nos hace estar tristes, es decir, yo se cuando estoy como alma en pena, pero ¿porque cojones (perdón de nuevo) no puedo llorar cuando estoy así? El hecho es que nos estamos enfriando y que a mi que no me hace llorar nada, por lo visto, la perdida de lo que un día tuve (la niñez por ejemplo) y la muerte sin razón de quien no lo merece (aunque también otras cosas como las canciones del verano o las películas de superhéroes) no me hacen llorar, sino estar triste y llorar a la vez, porque lo que creía que iba de la mano parece estar peleado y unirse solo en los muy malos momentos.
Perdonen mis abundantes y graves faltas de expresión y ortografía así como, y sobretodo, mi interminables frases llenas de comas que hacen leerme un suplicio. Tambén, aunque no quiero ser pesado, mi arrogancia al decirles que si no lo perdonan también se jodan,ya que es mi blog y soy libre de escribir una historia de 100 lineas con una sola frase si asi lo quiero. Gracias a los que leen mi blog, que deben ser pocos por los pocos comentariaos que tengo. Yo que esperaba que Gus Van Saint o Lars Von Trier llevaran al cine mi "Historia de Alguien".
Le Boheme

1 comentario:

Berlin dijo...

Yo sí, que te leo, yo sí que te aprecio. Y no me importan ni tus largas frases, ni tus expresiones retorcidas